Razones

Los padres, primeros educadores de sus hijos

La especialización de la vida actual invita a abandonar la titularidad de la educación en terceras personas (profesores, educadores, servicio doméstico…)
Los padres son quienes están en mejor condición para educar a sus hijos y los únicos que reciben toda la información acerca de ellos. El Curso de Orientación Familiar ayuda a que descubran esta realidad y les provee de las herramientas necesarias para desarrollar su propio proyecto educativo y familiar. La metodología utilizada (discusión de casos prácticos en el matrimonio, en pequeños grupos y en sesiones generales con todos los participantes) excluye la tentación de imitar un sistema de educación de hijos propuesto o impuesto desde fuera.
A través del estudio individual de la nota técnica y de los debates del caso práctico en las tres fases siguientes —matrimonial, sesión de grupo y sesión general— los matrimonios asistentes adquieren hábitos de análisis de la realidad, distinguen los hechos de los prejuicios y juicios de valor y aprenden a afrontar los problemas yendo a la raíz.
Los casos les brindan la oportunidad de anticipar situaciones con las que se encontrarán tarde o temprano en su vida familiar.

Profesionalización y anticipación

Unión matrimonial

El método del caso, al trabajar sobre una problemática ajena a la propia, asegura la implicación de los dos cónyuges y les permite descubrir la riqueza que aporta el compromiso de ambos.
Este equilibrio es fundamental en la familia. Por una parte, para los hijos, cuyos temperamentos sintonizarán más con uno u otro progenitor, y es importante para aquellos que encuentren la huella de ambos padres en el proyecto educativo familiar. Por otra parte, para el mismo matrimonio, que aprenderá a exteriorizar las ideas individuales, a ponerlas en común y a gestionar la diferencia. Educar es enseñar a amar, y reforzar la unión entre los esposos es asegurar también la formación de los hijos.
El contraste con las opiniones de otros matrimonios durante las fases de debate en pequeño grupo y de sesión general dirigida por un moderador experto ayuda a objetivar los criterios propios e impulsa a revisarlos constantemente.
Además, el clima de sintonía emocional que rodea al curso, al que asisten matrimonios con anhelos, metas y preocupaciones similares, pone las bases para una amistad duradera entre los matrimonios asistentes. Se fomenta así un acompañamiento mutuo natural entre las familias que ayuda a fortalecer su perfil propio ante un ambiente general no siempre favorable a la familia.

Amistad y objetivación de criterios

Diversión y sencillez

La metodología del caso y el temario, distribuido por edades de los hijos, que incide en la problemática específica de un período concreto del desarrollo de la personalidad de los hijos o de la evolución del matrimonio, propicia un intercambio sencillo y desenfadado de anécdotas y experiencias.
El ambiente en el curso no es el propio de una formación académica, sino el de un encuentro de amigos interesados en mejorar y ayudarse mutuamente con un cariño no exento de profesionalidad.